El comercio siempre ha sido la fuente de poder y riqueza de la República de Venecia. El comercio y el transporte de mercancías marcaría la forma de vivir y el desarrollo de la ciudad hasta bien entrado el siglo XVIII.

Las empresas comerciales de los ciudadanos venecianos crecieron en el siglo XII gracias a las Mude, caravanas estatales de galeras mercantes que, escoltadas por galeras de guerra, se dirigían hacia los mercados orientales como el de Constantinopla donde se intercambiaban mercancías procedentes de India y China.

Venecia tuvo una relación privilegiada con el Imperio Bizantino a partir de 1082 cuando se permitió a los comerciantes venecianos intercambiar mercancías con los bizantinos sin pagar aranceles y establecer un núcleo habitado en la capital bizantina.

El tráfico comercial alcanzó su apogeo en el siglo XIII, pero siguió siendo clave en la vida política y económica de Venecia hasta finales del siglo XVI. El comercio de la República de Venecia se extendió de tal manera que en 1325 contaba con asentamientos venecianos en el norte de Europa (Southampton y Brujas), en China (Quanzhou), en Ucrania (Sudak), en Rusia (Azov), en Turquía (Trebisonda), en Jordania (Ammán) y a orillas del mar de Aral. El comercio veneciano sufrió un fuerte declive a finales del siglo XVI cuando la competencia de los portugueses, españoles, ingleses y holandeses se volvió asfixiante para los comerciantes venecianos.

Los productos que los venecianos traían a la ciudad para comerciar con ellos en el mercado de Rialto eran: algodón, tejidos, hierro, madera, alumbre, sal y especias. En cuanto a las especias, Venecia comerciaba con la pimienta, canela, comino, cilantro, clavo y muchas otras especias que desempeñaban un papel fundamental en la conservación de la carne, para aromatizar los vinos o para tratamientos médicos. Además comerciaban con el azúcar, producido en Chipre y refinado en Venecia, y con perfumes e inciensos muy utilizados por los patricios venecianos y en servicios religiosos. Además de las especias, Oriente suministraba a Venecia piedras preciosas y seda.