Gran Canal
El Gran Canal es el canal más importante de Venecia. A lo largo de sus 3.800 metros (con un ancho de 30 a 70 m y una profundidad media de 5 m), divide el centro histórico en dos partes dibujando una "S" que va desde la estación de tren de Santa Lucía hasta la Punta della Dogana. Vaporetti y taxis acuáticos recorren continuamente el canal mientras muchos turistas lo hacen en góndola. Está flanqueado en toda su longitud por magníficos edificios que van de los siglos XII al XVIII. Estos palacios son una muestra del poder y la riqueza que tuvo la República de Venecia. Hoy se ha convertido en uno de los símbolos de la ciudad.
El Gran Canal, que cruza la ciudad en forma de S invertida y es navegable en toda su extensión, constituye la arteria vital de la ciudad, la calle principal y el paseo maritimo, todo al mismo tiempo. En otras épocas, los barcos mercantes llegaban hasta Rialto para desembarcar allí sus mercancías: especias, seda, alhajas y pieles, y las grandes familias venecianas construyeron sus palacios a lo largo del canal. Salvo algunas excepciones, estos palacios simplemente se denominan Ca', la típica abreviación veneciana de Casa. Un código de honor no escrito velaba por que ninguna de las edificaciones se adentrara demasiado en el canal ni estuviese demasiado ornamentada en el aspecto arquitectónico.
Esta secular tradición es la que ha permitido a la ciudad conservar una estructura relativamente unitaria que se ha mantenido hasta el siglo XX.
A lo largo del Gran Canal se despliega un panorama único de la arquitectura veneciana de los últimos cinco siglos.
Una de las vivencias más sugestivas de una visita a Venecia es un recorrido por la calle principal, ya sea en góndola, en una lancha privada o en uno de los vaporetti, el barco de transporte. Sólo de esta forma podrá percibirse la especial atmósfera que surge de la comunión entre agua, cielo y arquitectura. Hasta el siglo XIX sólo había un puente que cruzaba el Gran Canal en Rialto, pero en la actualidad existe el puente de madera de la Academia y otro, éste de piedra, en la estación.
La escasez de puentes nunca representó un obstáculo para los venecianos. Antiguamente la mayor parte del transporte se realizaba en góndola o en botes de estructura similar. Los canales eran más importantes que las vías terrestres, por lo general utilizadas para desplazarse dentro de una comunidad que a su vez solía estar emplazada en torno a una parroquia. Todavía hoy existen unos valiosísimos sustitutos para los puentes: los traghetti, los gondoleros que por un precio razonable te llevarán a remo al otro lado del canal. Los traghetti suponen para los visitantes una excelente posibilidad de experimentar la verdadera forma de sentir veneciana.
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