Instalado la corte de Weimar, y siendo ya alguien importante, Johann Wolfgang von Goethe emprendió su primer viaje a Italia durante el largo periodo que va del 3 de septiembre de 1786 hasta el 16 de julio de 1788 donde su estancia en Roma le inspiraría uno de sus principales libros de poemas, las Elegías romanas.
Dos años más tarde, aprovechando el viaje a Sicilia de la duquesa madre Anna Amalia, Goethe se ofreció para ir hasta Venecia y acompañarla en su viaje de retorno. Así, con 40 años y habiendo sido recientemente padre, emprende su segundo viaje a Italia, y el 13 de marzo de 1790 sale de Weimar para esperar en Venecia a la duquesa madre. Pero ésta retrasa su vuelta y el poeta, de mala gana, debe quedarse en Venecia un par de meses, desde finales de marzo hasta la segunda quincena de mayo sin nada que hacer. Goethe sobrelleva su estancia forzosa en Venecia escribiendo breves poemas en los que va plasmando sus impresiones de la ciudad y de su vida cotidiana, especialmente la vida amorosa y las facilidades que Venecia ofrecía para su realización. Así nacerían sus Epigramas venecianos, y que publicaría en 1795, en los que Goethe se pasea por Venecia con entera libertad, se mezcla con el pueblo llano, frecuenta ambientes poco recomendables, observa la gente, toma nota y transforma en versos sus reflexiones.
Notas extraídas de la versión española de Jesús Muñárriz de los «Epigramas venecianos» de Johann Wolfgang von GOETHE de la editorial Hiperión.
Algunos de estos epigramas relativos a la ciudad de los canales
5
En la góndola iba tumbado y entre los barcos bogaba
que se alinean en el Gran Canal, muchos de ellos cargados.
Abundancia de géneros hayas allí para muchas necesidades,
trigo, vino y verdura, madera, así como leña ligera.
8
Comparo a la cuna está góndola, dulce y mecedora,
y la cabina que lleva parece un amplio ataúd.
¡Así es! Entre la cuna y el féretro nos balanceamos y flotamos
tan tranquilos por el Gran Canal a través de la vida.
20
Mansos en el Arsenal están dos leones de la antigua Grecia;
frente a la pareja pequeños resultan portones, la torre, el canal.
Si bajara la madre de Dioses, se doblegarían los dos
frente a su carro, y a ella le alegraría su tiro.
Pero tristes descansan ahora; el nuevo gato con alas
ronronea por todas partes, y a él llama Venecia patrón.
36
Ya estaba cansado de ver todo el tiempo únicamente pinturas,
magníficos tesoros del arte como los que guarda Venecia.
Pues también este goce precisa de descanso y ocio;
estímulos vivos buscaba mi ansiosa mirada.
¡Hechicera! entonces en ti descubrí el original de esos niños
que Giovanni Bellini pintó preciosos con alas,
y Veronese envió con copas al novio
cuyos huéspedes, decepcionados, agua bebe en el lugar de vino.
103
Y así jugueteé, separado de todos mis amigos,
en la ciudad de Neptuno a lo largo de días como horas.
155
En el callejón más estrecho, que apenas cabía entre las paredes,
vi sentada una chica mientras iba recorriendo Venecia.
Era encantadora; me sedujo aquel sitio a mí, el forastero,
pero el siguiente canal, ¡ay! se abrió al explorador.
Si chicas tuvieras, Venecia, como tus canales, y coños
como tus callejones, serías la ciudad más espléndida.
179
Trajisteis hasta aquí aquellos leones del gran Pireo
para mostrarnos que aquí no está el Pireo precisamente.