Palacio Ducal de Venecia
Cárceles del Palacio Ducal
Cárceles del Palacio Ducal

Itinerarios secretos

Los Itinerarios Secretos del Palazzo Ducale de Venecia recorren algunas de las estancias en las que, en tiempos de la Serenissima, se desarrollaban actividades importantes relacionadas con la administración del Estado y el ejercicio del poder: ofrecen un sugestivo e interesante recorrido en el que conocer la historia civil y política de la República, la organización del Estado y sus órganos de justicia.

Itinerario

Se inicia en el amplio y luminoso patio del palacio donde, a través de una estrecha puerta enrejada se accede a los Pozzi (Pozos), los terribles lugares de detención, formado por pequeñas celdas muy húmedas y de escasa altura, apenas iluminadas por lámparas de aceite, ventiladas a través de un agujero redondo practicado en el grueso muro de piedra y cerradas por puertas con robustos cerrojos. Cada celda estaba dotada de una cama de madera, una ménsula o estante donde el detenido podía dejar las pocas cosas que podía tener consigo y un balde de madera con tapa para las deposiciones. De algunos graffiti y dibujos en las paredes se puede adivinar el sentimiento de desesperación y el deseo de libertad de los encarcelados.

A través de una estrecha escalera se sube a dos pequeñas habitaciones, comunicadas entre sí, que albergaban importantes funciones del Estado: el Notaio Ducale (Notario Ducal) y el Deputato alla Segreta del Consiglio dei Dieci. El Notario desempeñaba las funciones de secretario en varias magistraturas del Estado, mientras que el Deputato alla Segreta era el responsable del archivo independiente y secreto del Consejo de los Diez. A estas salas se accede desde el Atrio Quadrato en la segunda planta del palacio.

A continuación, se sube al Ufficio del Cancellier Grande (Oficina del Gran Canciller), magistrado de la República que por la importancia de sus funciones era elegido directamente por el Gran Consejo. Entre otras funciones, era responsable del Archivo General. Llama la atención la sencillez de la estancia tratándose de tan alto cargo.

Desde esta sala, una escalera conduce a la grande y hermosa Sala della Cancelleria Segreta (Sala de la Cancillería Secreta), cuyas paredes están completamente revestidas de armarios que conservaban las actas públicas y los documentos secretos de gran parte de las magistraturas venecianas. Las puertas superiores de los armarios están decoradas con los escudos y nombres de los cancilleres desde 1268.

Atravesando la salita del Reggente alla Cancelleria, se accede a la Stanza della Tortura (Sala de Tortura). Este inquietante lugar, llamado también Camera del Tormento, estaba conectado directamente con las prisiones del palacio. Los interrogatorios se llevaban a cabo en presencia de los jueces; el instrumento más utilizado era la cuerda, de la que se colgaba por los brazos atados a la espalda al prisionero. La tortura practicada por Venecia no era especialmente cruel y fue abandonada poco a poco a partir del siglo XVII hasta ser practicamente abolida en el siglo siguiente.

De la Sala de Tortura se pasa a la zona de los Piombi (Plomos), que eran unas cárceles situadas debajo de la cubierta del palacio. El nombre deriva del material con el cual estaba construida dicha cubierta, realizada con láminas de plomo. Los detenidos eran aquí encerrados por voluntad del Consejo de los Diez, al ser acusados de delitos políticos o mientras aguardaban para ser conducidos a juicio; se trataba de prisioneros especiales: nobles, ricos, religiosos, que tenían relegados a un lugar que aunque era duro, resultaba menos insalubre respecto a los infernales Pozzi, con los cuales estaban comunicados a través de una larga escalera. Había 6 o 7 celdas realizadas con paredes de madera robustecidas con grandes láminas de hierro. En los Piombi estuvo detenido Giacomo Casanova, y la visita incluye las dos celdas, reconstruidas, en las que pudo haber estado. Casanova acabaría fugándose de los Piombi y con posterioridad, relataría en sus memorias detalles de su funcionamiento así cómo los detalles de su fuga.

Desde los Piombi se pasa a visitar el vasto espacio bajo la cubierta del palacio, repleto de cerchas y vigas de madera, correspondiente a la zona en el ángulo entre el Rio di Palazzo y el Bacino San Marco, donde antiguamente se situaba una de las torres angulares del primitivo castillo del Dogo. En este espacio se exponen gran número de armas del siglo XVI, venecianas y otomanas, entre las que se incluyen espadas, ballestas, armaduras y escudos. En esta área se puede ver también la compleja estructura de vigas de madera y cerchas que sostiene el techo de la Sala del Gran Consejo y que permite la ausencia de columnas en dicha sala apesar de sus grandes dimensiones.

Desde aquí, descendiendo a lo largo de dos tramos de escalera se accede a la Sala degli Inquisitori (Sala de los Inquisidores). Temida magistratura establecida en 1539 para proteger la confidencialidad de las actividades del Estado (su nombre exacto era Inquisitori alla propagazione dei segreti dello Stato), estaba formada por tres miembros, dos elegidos entre los componentes del Consejo de los Diez y el otro entre los consejeros del dogo. Debían garantizar objetividad, competencia y eficiencia en su modo de operar, además de un secretísmo absoluto en sus actividades y sobre los hechos de los que tenían conocimiento. Dotados de una gran discreción, podían llegar a obtener información por cualquier medio, incluyendo la delación y la tortura. El techo de la sala está decorado con pinturas de Tintoretto realizadas entre 1566 y 1567.

A continuación se pasa a la Sala dei Tre Capi. Eran magistrados elegidos cada mes entre los diez miembros del Consejo de los Diez; a ellos les correspondía la preparación de los procesos y las actuaciones derivadas de las resoluciones del Consejo, a llevar a cabo en el menor tiempo posible, según un orden de prioridades que ellos mismos debían establecer. La decoración del techo, realizada entre 1553 y 1554, se debe a Giambattista Zelotti (para el octógono central, con la Victoria de la virtud sobre el Vicio), al Veronés y a Giambattista Ponchino para los compartimentos laterales. En la Sala dei Tre Capi se puede observar un pasadizo secreto dentro de un armario de madera, a través del cual se podía entrar en la Sala del Consejo de los Diez.